miércoles, 11 de febrero de 2015

NORMAS Y LÍMITES






La propuesta educativa que presentamos aborda el aprendizaje de conductas, actitudes e interaciones sociales que se enmarca en el ÁREA DE DESARROLLO SOCIAL del individuo.

Nuestro objetivo es exponer brevemente los principios, objetivos y contenidos educativos respecto a este área y dar orientaciones sobre cómo establecer normas, límites y prevenir conflictos, con el fín de generar una relación entre el voluntario/a y el niño/a basada en el respeto y la confianza mutua, que le aporte al menor experiencias positivas para una mejor integración en su ámbito escolar.

Porque somos conscientes que la relación en sí es un valiosísimo instrumento, una estrategia para que los chavales se motiven y se pongan las pilas no solo para estudiar sino para reflexionar sobre sus actitudes, conductas, creencias de sus posibilidades, se atrevan a practicar otras formas de estar, de comprometerse con su propio aprendizaje, etc.

Y es ahí, donde la figura de la persona voluntaria es clave porque de forma explícita tiene muchas oportunidades para potenciar en los niños/as valores que favorezcan la sociabilidad y la autonomía personal. Y de forma implícita ya se sabe que es un modelo porque ejerce un aprendizaje vicario, no se trata de que el niño o niña “copie” las opiniones de su voluntario o voluntaria sino que a través de la observación éstos puedan conocer otras perspectivas o formas de mirar = analizar situaciones, sacar conclusiones, practicar el autocontrol, gestionar emociones o simplemente estar.

¿EN QUÉ PRINCIPIOS NOS BASAMOS?

Para educar socialmente a los niños, niñas y adolescentes nos apoyamos en los principios de igualdad, tolerancia, respeto mutuo y no violencia encaminados a que ejerzan la ciudadanía democrática y contribuyan a la convivencia pacífica. Estos principios están recogidos en los principales derechos y responsabilidades que se derivan de la Convención de los Derechos de la Infancia y de La Constitución Española.


¿CUÁLES SON LOS OBJETIVOS?

O dicho de otro modo, hacia dónde deberían dirigirse las actuaciones no académicas en las sesiones de refuerzo, el primer objetivo pretende que el niño o niña progrese en su autonomía personal, en la construcción de su autoestima y supere un concepto de sí mismo limitante.

Relacionados con este objetivo se podrán trabajar los siguientes contenidos: la responsabilidad, la perseverancia, la autocrítica, el control emocional, la capacidad de elegir, de calcular riesgos y de afrontar los problemas, la capacidad de demorar la necesidad de satisfacción inmediata, de aprender de los errores, proponerse objetivos, planificar y llevar a cabo proyectos personales.

En esta ocasión profundizarenos en el segundo objetivo que plantea la adquisición de habilidades sociales, conociendo y aprendiendo los valores y normas de convivencia y aprendiendo a obrar de acuerdo con ellas.
Respecto a este objetivo los contenidos para trabajar son: las habilidades comunicativas y sociales, los valores y normas de convivencia, las actitudes sociales constructivas y contrarias a la violencia, los estereotipos y prejuicios.

Las implicaciones educativas generales son las siguientes:
  • Basar las actuaciones en función de los principios antes comentados. Habrá que enseñar a los chavales cuáles son y cómo se relacionan con las normas que se establecen.
  • Teniendo en cuenta el encuadre del refuerzo escolar (limitación de tiempo, prioridad de trabajar las materias escolares, atención individualizada, etc.) se trabajarán a lo largo del curso aquellos contenidos que se consideren más necesarios para cada niño o niña.
  • Las actividades que se propongan serán participativas, estimularando el diálogo y la reflexión, abordarán los contenidos en cuanto a conocimientos, actidudes y procedimientos, y se adecuarán a las capacidades y al nivel evolutivo de los niños y niñas.
  • El recorrido propuesto para trabajar los contenidos va de lo individual a lo social. Primero, se parte de lo personal y del entorno más próximo: la identidad, las emociones, la autonomía personal, los derechos y responsabilidades individuales, la igualdad de derechos y las diferencias entre las personas. De la identidad y las relaciones personales se pasa a la convivencia, la participación, la vida en común en los grupos próximos. Finalmente, se profundiza en la convivencia social en cuanto a los derechos y las responsabilidades colectivas que establece la Convención de los Derechos de la Infancia y la Constitución.

 
ESTABLECER LÍMITES

Son como un muro o barrera ante la cual el niño se tiene que detener, que le indica hasta dónde puede llegar. Es una forma de decirle: “hasta aquí”.

Poner normas y marcar límites a los niños es muy necesario porque:

  • Dan seguridad y protección: Si el niño es más fuerte que los adultos, no se podrá sentir protegido por ellos.
  • Permite predecir las reacción de la persona voluntaria ante determinadas situaciones y comportamientos.
  • Ayudan al niño a tener claros determinados criterios sobre las cosas. Son una referencia.
  • Enseñan al niño a saber renunciar a sus deseos, y ello le prepara para situaciones similares que la vida le deparará.
  • Les ayuda a portarse bien, a ser mejor persona, y por tanto a mejorar su autoestima.

Por límites en la clase de refuerzo se entienden como una línea imaginaria que separa las conductas aceptables de las no aceptables.

Se deben establecer de forma inequívoca en las primeras sesiones del refuerzo y se mantendrán durante el curso. Los límites se asientan durante las primeras tres o cuatro semanas mediante un proceso implícito de negociación de límites que comprende dos vías de actuación: mientras la persona voluntaria intenta marcar límites estableciendo normas y aplicándolas, algunos menores ensayan conductas de tanteo e incumplimiento de normas, con el fin de desplazar los límites hacia sus preferencias y necesidades.

Los resultados de dicha negociación implícita (más bien, forcejeo) determinan de forma bastante sólida los límites que van a imperar en la clase durante el curso. Conviene que la persona voluntaria evite el deslizamiento de los límites y se esfuerce en mantenerlos lo más estables posible.

Los límites, por lo tanto, deben estar claros, esto supone evitar las ambigüedades e incoherencias que se producen cuando la persona voluntaria permite una determinada conducta en algunas ocasiones y la prohíbe en otras.


 
ESTABLECER NORMAS EFECTIVAS DE CONVIVENCIA

Las normas explícitas son las que están redactadas por escrito y supuestamente regulan la convivencia. Son como las que vamos a trabajar en nuestro proyecto. Su efectividad depende, entre otros, de los siguientes requisitos:

Han de ser pocas. Deben regular sólo aquellos comportamientos que afectan significativamente a la convivencia, ya que un número excesivo de normas crearía un ambiente demasiado rígido.

Han de estar claras. No deben dejar lugar a dudas sobre lo que pretenden.

Deben estar formuladas en positivo. Mejor indicar lo que se debe hacer que prohibir lo que no se debe hacer.

Tienen que ser cumplidas. Cualquier norma que se establezca tiene que seguirse a toda costa, ya que si una norma explícita se incumple sistemáticamente, se convierte en otra de signo contrario.

Flexibles. Deben modificarse cuando no cumplan la función para la que se han formulado.

-Deben centrarse en la conducta: En vez de decir “no molestes a tu hermano”, deberíamos decir: “no le quites sus cuadernos a tu hermano”.

-Deben reforzarse constantemente y de manera consistente.

A título de ejemplo, se proponen unas normas básicas que pueden servir para regular la práctica totalidad de las situaciones habituales en la clase de refuerzo y cuyo cumplimiento podría bastar para conseguir un buen clima en el aula:

  1. El menor ha de asistir a clase puntualmente, con el material, y
trabajar sin molestar a los demás.
Consecuencias del incumplimiento: ...
Consecuencias del incumplimiento reiterado: …

2. Respeta (a las personas y las cosas) para que te respeten (a tí y tus cosas).
Consecuencias del incumplimiento: ...
Consecuencias del incumplimiento reiterado: …

* Un modo de establecer normas de forma progresiva es el siguiente:

1. La persona voluntaria explica las razones por las que es necesario establecer normas para las rutinas negativas:
«Es probable que este problema se vuelva a presentar a menudo durante el curso, por lo que hay que encontrar una solución, aceptada por todos, para evitar que vuelva a ocurrir.»

2. Se establece una norma que regule la rutina negativa por consenso, tras un diálogo entre el menor y la persona voluntaria, o mediante una propuesta de la persona voluntaria con consulta al menor.

3. Mediante una lluvia de ideas, se acuerda una consecuencia del incumplimiento de la norma, así como de su reiteración. Se anota en la pizarra o folio, la norma aprobada, y el menor/es van proponiendo una consecuencia del incumplimiento. Finalmente, se selecciona la que se considera más adecuada.

4. Cuando vuelve a aparecer la rutina perturbadora, se aplica automáticamente la consecuencia establecida, sin explicaciones innecesarias, mediante algún gesto que indique al menor que tiene que asumir la consecuencia decidida de antemano.



ENTRENAMIENTO EN RECIPROCIDAD: EL RESPETO MUTUO

Dentro de las relaciones de reciprocidad, el respeto mutuo es la dimensión fundamental para construir una relación de convivencia positiva y democrática. Que la persona voluntaria respete al niño en sus facetas personal y académica, al tiempo que exige respeto a los derechos propios y a otros menores si los hay, favorece las relaciones sociales responsables.
Fernández (1998) resume en una frase la filosofía de la reciprocidad:
«No hagas conmigo lo que no desees que yo haga contigo.»

De esta idea central se pueden desgranar otras alusivas a cada situación concreta:
«No me hables como no quieres que yo te hable.»
«No me trates como no quieres que yo te trate.»
«Sé correcto conmigo y yo lo seré contigo.»
«Respétame si quieres que yo te respete.»
«Atiéndeme si quieres que yo te atienda.»

Pero la reciprocidad y el respeto mutuo no aparecen espontáneamente, sino que deben ser aprendidos y practicados diariamente hasta acabar convirtiéndose en un estilo de actuación en las relaciones interpersonales persona voluntaria-menor. Es de utilidad para establecer relaciones de reciprocidad hacer esporádicamente a los menores que muestran actitudes irrespetuosas con la persona voluntaria (o con sus compañeros) preguntas como las siguientes:
– «¿Cómo quieres que te trate?»
– «¿Cómo crees que me estás tratando?»
– «¿Sabes cómo me gustaría que me tratases?»
– «¿Me estás respetando como yo a ti?»




LOS COMPROMISOS: LA FUERZA DE VOLUNTAD

Los problemas de conducta suelen ir acompañados por la falta de voluntad del menor para asumir retos, plantearse propósitos y cumplirlos.
La fuerza de voluntad aparece como la capacidad de controlar las fuerzas necesarias para decidirse a realizar una conducta y llevarla a cabo, o bien para resistirse a realizar un comportamiento que se considere inadecuado. Esta facultad de inhibición en los menores con dificultades de rendimiento o conducta suele estar bastante mermada, pero puede ser ejercitada mediante la propuesta de compromisos:

Compromiso verbal: pedir soluciones
Los menores problemáticos pueden aceptar mal las medidas impuestas por la persona voluntaria, pues suelen exacerbar a menudo su rebeldía y provocar resentimiento. Un modo de superar esta resistencia a las imposiciones consiste en pedir al niño una solución… y exigirle que la cumpla, habiendo dejado claro que la situación anómala no puede continuar y que es innegociable el cambio de actitud.
«¿Qué propones?», «¿qué podemos hacer?», «¿a qué te comprometes?»...

Compromiso público
Hay ocasiones en que los compromisos privados entre la persona voluntaria y el menor tienen poco efecto, bien por la ausencia de empatía entre ambos, bien por la poca capacidad de influencia de la persona voluntaria sobre el menor.
Conviene entonces implicar a otras prsonas en la búsqueda de soluciones. La persona voluntaria puede sugerir al menor la posibilidad de dirigirse a la familia y explicar públicamente el compromiso que asume. El niño pide entonces a la familia que, en caso de incumplimiento, le recuerden el compromiso asumido y la obligatoriedad de llevarlo a cabo.

Autoinstrucciones del menor (marcarse un propósito)
La persona voluntaria sugiere al menor la posibilidad de cambiar una conducta inadecuada de forma autónoma, como alternativa a la aplicación de posibles sanciones. El menor se marca un propósito, lo comunica a la persona voluntaria y le pide que controle si lo lleva a cabo, estableciendo las consecuencias del incumplimiento (y si no…), así como las de su cumplimiento (y si sí...). Si el menor consigue realizar el propósito marcado, se puede aprovechar el efecto motivador para sugerirle que se marque otro objetivo algo más ambicioso y entre así en una dinámica de ejercicio de su fuerza de voluntad. Si no cumple el propósito, se puede dar una segunda oportunidad (si el menor está decidido a volver a intentarlo) o bien rebajar el propósito para hacerlo más accesible. Si se ve claramente que el niño no está dispuesto a efectuar el propósito, se aplica la consecuencia acordada.

• Conducta objeto del propósito o contrato.
• Duración del propósito o contrato.
• Consecuencias del incumplimiento.

CONCLUSIONES:

  • Tener en cuenta que para interiorizar las normas y reglas es tan importante lo que se transmiten verbalmente como lo que transmitamos con nuestro comportamiento y actitud. Es decir, somos modelos que ejercen influencia en los niños y niñas.
  • Decir qué se quiere conseguir.
  • Establecer las reglas y los límites claramente.
  • Tratar las consecuencias de las conductas y reflexionar junto al menor sobre el tema.
  • Dar más importancia a los comportamientos positivos que a los negativos, ofreciendo opciones de mejora. Normas y consecuencias estables y previsibles.
  • No hacer advertencias que no se cumplan; es contraproducente y perdemos credibilidad ante ellos.
  • Las consecuencias de las conductas no adecuadas deben ser proporcionadas, lógicas y relacionadas con la regla que se ha vulnerado, dando la oportunidad de corregir la falta.
  • Solicitar el cambio de conducta sin caer en la descalificación personal.
  • Las conductas disruptivas pueden ser utilizadas para llamar la atención, no hacer continuas referencias a ellas.
  • Centrar las demandas del cambio de conducta en el comportamiento y no en la persona.
  • La persona voluntaria tiene el rol de ser el responsable de la sesión de refuerzo, por consiguiente, ostenta la autoridad en las sesiones, se encargará de establecer las normas, con la colaboración del niño, mantener su cumplimiento e intervendrá poniendo límites cuando la conducta del menor lo requiera.


BIBLIOGRAFÍA:
Vaello Orts, Juan (2003): Resolución de conflictos en el aula. Santillana
Díaz-Aguado, Mª José (2004): Prevención de la violencia y la lucha contra la exclusión desde la adolescencia. INJUVE

PROPUESTA DE ACTIVIDAD

Para poner en práctica la información anterior, os sugerimos que volváis a elaborar el compromiso que firmaron al principio del refuerzo en el Dossier para la Acción Voluntaria. Os enviamos el modelo, podéis suprimir alguna norma que no sea relevante con vuestro niño o niña ahora y añadir otra/s que consideréis necesaria. Recordar que se tienen que cumplir por lo que conviene que sean realistas y que se llegue a un acuerdo consensuado, en caso de desacuerdo prevalecerá la propuesta de la persona voluntaria.

El modelo que os proponemos abajo es para que lo utilicéis como guía. Vosotros junto al chico/a tenéis que escribir vuestro propio compromiso en los folios de atrás del dossier, una vez terminado se firmará .



COMPROMISO EDUCATIVO DEL PARTICIPANTE

Yo (nombre del menor) ….................................................................................................
que estoy estudiando en el centro educativo …................................................................
y he sido seleccionado para participar en el proyecto: Refuerzo Escolar con Voluntariado.
ME COMPROMETO A:
  • Participar estudiando y prestando atención en las sesiones de refuerzo para mejorar mis conocimientos y habilidades.
Consecuencias del incumplimiento:
Consecuencias del incumplimiento reiterado:
  • Llegar puntual.
    Consecuencias del incumplimiento:
    Consecuencias del incumplimiento reiterado:
  • Tratar con respeto a la persona voluntaria que me da el refuerzo.
    Consecuencias del incumplimiento:
    Consecuencias del incumplimiento reiterado:
  • Si estoy en grupo, respetaré a mis compañeros/as.
    Consecuencias del incumplimiento:
    Consecuencias del incumplimiento reiterado:
  • Informar a la persona voluntaria que me va a apoyar de lo que realizo en el colegio o instituto.
    Consecuencias del incumplimiento:
    Consecuencias del incumplimiento reiterado:
  • nuevo
En Murcia, a...........de......................... de 201... FIRMA DEL PARTICIPANTE:
FIRMA DE LA PERSONA VOLUNTARIA:
FIRMA DEL PADRE/MADRE/TUTOR:



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